El papa Francisco se encontrará el sábado con la modesta pero activa comunidad católica de Mongolia, un país de mayoría budista entre Rusia y China que nunca antes había sido visitado por un pontífice.
El religioso argentino de 86 años será acogido durante la mañana con una ceremonia oficial y una guardia de honor en la enorme plaza Sukhbaatar, el nombre de un héroe revolucionario mongol, en la capital Ulán Bator.
El papa jesuita se reunirá después con el presidente de Mongolia y su primer ministro y pronunciará un discurso ante autoridades, diplomáticos y miembros de la sociedad civil.
El viaje es seguido con pasión por numerosos peregrinos de otros países asiáticos que se desplazaron a Mongolia para intentar ver al líder de la Iglesia católica, que cuenta con 1.300 millones de fieles.
La vietnamita Mongdiep Tran realizó un largo viaje en grupo desde Ciudad Ho Chi Minh, a 4.000 kilómetros de la capital de Mongolia.
«El único motivo por el que estamos aquí es para ver al papa», dijo esta mujer a la AFP después de un viaje «un poco agotador».