¿Los mosquitos siempre te pican a ti? ¿Esos minúsculos insectos voladores la tienen tomada contigo? No es exactamente así: los mosquitos tienen un olfato infalible que les ayuda a guiarse para extraer la sangre de sus víctimas, fundamental para completar el denominado ciclo gonotrófico que culmina con la puesta de huevos, siempre en un entorno con agua.
Así que estos insectos no nos aterran en las noches de verano para fastidiarnos, sino por pura supervivencia. A continuación, te desvelamos los secretos de los mosquitos, responsables de la muerte de más de 700.000 personas anualmente al propagar enfermedades como la malaria, el dengue, el zika o la fiebre amarilla.
Como sabrás, solo los mosquitos hembra pican. Pero no lo hacen con un aguijón, sino con una larga y delgada probóscide —aparato bucal en forma de trompa o pico, dispuesto para la succión, que es propio de los insectos dípteros— que está adaptada para perforar la piel y succionar la sangre.
¿Y por qué solo pican ellas? Porque necesitan el aporte de proteínas de la sangre para hacer la puesta de huevos. Cada puesta ha de ir precedida por la ingesta de sangre. Por su parte, los machos —que suelen ser más pequeños— se alimentan de néctar, savia y jugos de frutas ricos en azúcares.
Los mosquitos pueden picar a todos los seres humanos: cualquiera puede ser su víctima. Lo que ocurre es que, si tienen mucho donde elegir, se guían por las preferencias de su poderoso olfato. Todo depende, en este sentido, de las sustancias químicas que exuda nuestra piel, la química del aire que nos rodea.
Los mosquitos viven para “picar”, para extraer la sangre de sus víctimas y perpetuar la especie, por lo que sus órganos sensoriales — unas neuronas olfativas que se encuentran en sus antenas— están especializados en la detección de determinados rasgos químicos que los acercan a su objetivo, seleccionando cuáles son las mejores presas según sus necesidades.
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Y es el dióxido de carbono el elemento clave en este proceso, el que expulsamos de los pulmones y el mosquito detecta percibiendo concentraciones más altas que en un ambiente normal: de esta forma el mosquito percibe en la oscuridad de la noche —¡desde una distancia de hasta 60 metros! — dónde hay un ser humano, porque este el responsable de que haya una mayor concentración de dióxido de carbono.
Un estudio anterior ya identificó que el ácido láctico sería el componente principal que conduciría a diferenciar el tipo de sangre en la presa. ¿Y por qué tanta afición por picar a los humanos de grupo O? Porque les proporciona una mejor nutrición comparada con los tipos A o B.
Así pues, tienes un 85% más de probabilidades de ser picado si tienes la sangre tipo O que el mosquito detecta gracias a los efluvios que desprenden el ácido láctico de tu piel.
Uno de los mitos relacionado con la picadura de mosquitos —junto a que pican más a los de “sangre dulce”— es que, cuanto peor huelas, más les atraes. Es decir, recién salido de la ducha y con desodorante, el mosquito te respetaría por “limpio”. Pero no es así.
Al contrario, algunos estudios sostienen que las personas con más abundancia de microbios en el cuerpo tienden a ser menos atractivos para los mosquitos ya que estos son “seducidos” por algunas de las sustancias que incluyen los perfumes y los propios desodorantes. Así que menudo dilema para el verano, ¿verdad?