En Montgomery, Alabama,-  Kenneth Eugene Smith, de 58 años, fue ejecutado con gas nitrógeno, marcando el retorno de Estados Unidos al centro del debate sobre la pena capital. A pesar de afirmar que la ejecución sería humana, críticos la calificaron de cruel y experimental.

La nueva técnica, no utilizada desde 1982, implicó que Smith respirara gas nitrógeno puro por una mascarilla, causándole hipoxia.

La ejecución tomó aproximadamente 22 minutos, con momentos en los que pareció consciente y agitado. En su declaración final, Smith lamentó el paso hacia atrás de la humanidad.

La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, defendió la ejecución como justicia para Elizabeth Sennett, asesinada por Smith en 1988. Tras múltiples intentos de ejecución y desafíos legales, la pena capital se llevó a cabo, generando opiniones divididas sobre la ética del método y el castigo.

La jueza Sonia Sotomayor, en disenso, señaló que Alabama convirtió a Smith en un “conejillo de indias”, probando un método nunca antes utilizado. Mientras el estado sostiene que Smith respondió por sus crímenes, críticos advierten sobre posibles violaciones constitucionales.

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