Nueva York. – Un hombre hispano de El Bronx que estuvo más de dos años encarcelado en Rikers Island por un acuchillamiento que no perpetró fue asesinado con un cuchillo en medio de una disputa a las afuera de un bar.
Identificado como Baraquiel Castelan, de 32 años, fue hallado mientras la sangre emanaba de su cuello a las afueras del bar y restaurante El Chicanito en E. 153rd St. cerca de Elton Ave. en Melrose alrededor de las 3:50 de la madrugada del sábado, indicaron los funcionarios.
Los paramédicos trasladaron al hispano al Hospital Lincoln, donde fue declarado muerto.
“Lo único que queremos es que la persona que lo hizo pague”, expresó su hermana menor, Olivia Castelan, de 29 años. “En ese lugar pasan muchas cosas. ¿Por qué sigue abierto? Alguien fue asesinado allí… ¿Cómo sentimos que tenemos que caminar y ver ese lugar abierto, sabiendo que mi hermano murió allí?”
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Castelan, que residía pocas cuadras de donde recibió la puñalada mortal, estaba teniendo un altercado con un grupo de personas cuando uno de ellos lo acuchilló en el cuello, el brazo y el pecho y huyó por la E. 153rd St., señalaron las autoridades.
El Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) publicó fotografías de un sospechoso el domingo, por lo que solicitan que cualquier persona que tenga información deberá comunicarse con Crime Stoppers al (800) 577-TIPS.
Castelan tenía dos niñas pequeñas de 9 y 1 año, explicó su hermana, y laboraba como repartidor de farmacias cercanas hasta que recientemente sufrió un accidente. Además, trabajaba en un restaurante familiar, manifestó el abogado civil, Christopher Fitzgerald.
“Mis sobrinos lo miraban como una figura paterna y yo solo quiero justicia para mi hermano”, dijo su hermana entre sollozos. “No merecía morir así”.
El abogado del hispano, dio a conocer que la experiencia de su cliente de 27 meses en Rikers Island lo dejó traumatizado, informó Daily News
El tiempo que estuvo en prisión, otro recluso lo acuchilló en la cabeza y, y cuando salió, había perdido la oportunidad de criar a su hija mayor, que tenía tres años y no lo reconoció cuando fue liberado.
“Cada vez que lo conocía o hablaba con él, me impresionaba mucho lo sensato, afable y elocuente que era, cómo cuidaba a su hijo y a su familia”, declaró Fitzgerald.
La madre de la víctima mortal, Juana López, que vivía en Estados Unidos, volvió a México por un tiempo, pero luego de que su vida se viera amenazada en varias ocasiones, su familia la convenció de regresar a Nueva York en diciembre pasado, dijo Olivia Castelan.