Francia. – Los científicos de Francia están esperanzados. Un niño de 13 años con un glioma en el tronco cerebral, uno de los tipos de cáncer de cerebro pediátrico más mortales, se curó con un tratamiento de un medicamento en la fase de ensayos clínicos.
Esta curación es única en el mundo. Oriundo de Bélgica, Lucas Jemeljanova fue diagnosticado a los 6 años esta enfermedad, considerada prácticamente incurable. Hoy está curado y su cerebro no presenta ningún signo del tumor.
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«Lucas hizo pedazos todos los medidores de vida», explica su médico, Jacques Grill, quien comanda el programa sobre tumores cerebrales del departamento de oncología pediátrica del centro Gustave-Roussy, en el sur de París.
La familia viajó a Francia siete años atrás para tratarlo, y el niño fue uno de los primeros pacientes en formar parte de un ensayo clínico para probar un nuevo medicamento con una terapia dirigida, consignó AFP.
Su respuesta al tratamiento fue muy favorable, dice su médico. «A lo largo de las IRM (imagenes de resonancia magnética), vi el tumor desaparecer completamente», dice Grill. Pese a los buenos resultados, siguió con el tratamiento hasta hace un año y medio, cuando dejó de tomarlo.
«No conozco en el mundo ningún caso como el suyo», asegura el médico, cuyo equipo comenzó a investigar sobre este cáncer hace unos 15 años.
«El tumor de Lucas presentaba una mutación extremadamente rara y pensamos que es esta mutación la que hizo que sus células tumorales fueran mucho más sensibles al medicamento», explica su pediatra.
En un ensayo en curso (Biomède), que compara el medicamento que recibió Lucas con un nuevo tratamiento, los investigadores de Gustave-Roussy estudian no sólo las anomalías genéticas de los tumores de todos los pacientes sino que también fabrican organoides tumorales, copias tridimensionales de tumores de pacientes realizadas en laboratorio, para analizar su biología y su reacción a los tratamientos.
Marie-Anne Debily, que supervisa estos estudios, explica que el caso de Lucas “brinda una verdadera esperanza: vamos a intentar reproducir in vitro las alteraciones que identificamos en sus células».
Los equipos médicos quieren ver si las alteraciones del ADN que presentaba Lucas, una vez «reproducidas» en otros pacientes, se traducen también en una disminución de su tumor.
Si es el caso, «la etapa de después será encontrar el medicamento que tenga el mismo efecto en las células tumorales que estas modificaciones celulares», detalla Debily.
Los médicos, entusiastas con esta nueva «pista terapéutica», advierten sin embargo que pasarán años antes de que se encuentre un posible tratamiento efectivo. «Pasan entre 10 o 15 años de media entre la pista y el medicamento, es un trabajo a largo plazo», aclara Grill.