REDACCIÓN.- Tras el anuncio inicial del alcalde Eric Adams de transformar un antiguo complejo de apartamentos de lujo en Harlem en un refugio para inmigrantes irregulares, la comunidad expresó su descontento en una reunión improvisada.
Los residentes, sorprendidos por la falta de transparencia en el proceso, se manifestaron en contra de la propuesta, destacando la necesidad de abordar problemas locales más urgentes, como la falta de viviendas asequibles.
El edificio, que originalmente estaba destinado a viviendas de lujo, había permanecido vacío durante casi una década antes de ser alquilado a una organización sin fines de lucro.
La falta de comunicación sobre su nuevo propósito generó preocupación y desconfianza entre los residentes de Central Harlem, una comunidad mayoritariamente afroamericana con altos índices de pobreza.
Durante la reunión, el alcalde Adams enfrentó críticas directas de los vecinos, quienes exigieron respuestas concretas y expresaron su rechazo a la conversión del edificio en un refugio para solicitantes de asilo.
En respuesta a la presión comunitaria, Adams anunció un cambio en sus planes, asegurando que el edificio albergaría a personas sin hogar de la ciudad en lugar de inmigrantes irregulares.
El alcalde enfatizó la importancia de atender las necesidades locales a largo plazo y prometió que no trasladarían a personas a un nuevo edificio cuando existieran demandas apremiantes en la comunidad.
Esta decisión, sin embargo, generó opiniones divididas en la reunión, con algunos residentes apoyando la nueva dirección del proyecto y otros argumentando que las unidades podrían destinarse a viviendas asequibles para la comunidad.
Regina Smith, una residente de Harlem, expresó que el vecindario se sentía irrespetado y que la proliferación de refugios para personas sin hogar ya estaba afectando la calidad de vida local.
Por otro lado, Leslie Johnson sugirió que las unidades vacantes podrían utilizarse para ofrecer viviendas asequibles, abordando así las necesidades de la comunidad de manera más efectiva.
El giro en la propuesta ha dejado a la comunidad reflexionando sobre las decisiones de planificación urbana y la necesidad de un diálogo más inclusivo en futuros proyectos que afecten directamente a sus residentes.