Mirtha Pina.
Cómo una gran familia de lideres hombres y mujeres jóvenes, formaron un movimiento llamado Los Trinitarios, eran entusiastas convencidos de que sus esfuerzos sería el legado más digno y puro que abriría un capítulo en el antes y después de la historia de la Independencia Dominicana.
Cargados de la euforia que requerían los acontecimientos políticos de la época los jóvenes involucrados el seis de noviembre de 1844 dieron a luz a un robusto miembro llamado Constitución que para ellos seria la ley y el orden de la Republica Dominicana.
Lejos estarían los independentistas de suponer que ese maravilloso nacimiento de su adorada hija Constitución, iba a ser víctima de malvados, codiciosos y depredadores que cada cuatro años van al poder a cometer los peores y más aberrantes delitos de violarla, prostituirla, dilapidarla desde muy temprana edad haciendo de los gobiernos dominicanos una costumbre, proteger aquellos que aportan los recursos para llegar al poder.
Constitución sigue su largo peregrinar a poco menos de un año para cumplir su 180 aniversario de existencia, sigue siendo violada peor que cuando era jovencita por sus verdugos, ahora utilizada para callar al pueblo que cada cuatro años debe decidir en cada elecciones por si mismo y su conciencia quienes se van y quienes se quedan, sin el dinero de los capos, de dentro y de fuera, que con su poder económico les tuercen los brazos a los legisladores quienes están supuestos a defender la Constitución, sin exclusión de los presidentes de la Republica.
Dice Constitución que si oyen hablar de una ley 1-24 que les recuerden a los corruptos legisladores y al presidente de la Republica Dominicana, que ella nació para establecer las aspiraciones y el compromiso asumido por la sociedad y el Estado de la Republica Dominicana, que es consolidar la democracia mediante el fortalecimiento del estado de derecho, a partir de una conciencia de participación y empoderamiento de respeto a la ley y sus instrucciones,(testo de la constitución dominicana.)
Ahora les toca a los dominicanos de buena voluntad, moralistas y patrióticos, no permitir que esta ley suicida, nos robe lo que tanto nos ha costado el derecho a la libertad de expresión, como dijera nuestro patricio Juan pablo Duarte, nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio. Hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.