REDACCIÓN.- En una asombrosa hazaña de la exploración aérea, un dronista logró inmortalizar un fenómeno visualmente intrigante al situar su cámara sobre uno de los majestuosos volcanes de Islandia.
La imagen resultante presenta una apertura en el cono volcánico que asombrosamente se asemeja a un ojo humano, mirando de manera enigmática hacia el firmamento.
Este inusual hallazgo ha despertado la curiosidad tanto de expertos en geología como de psicólogos.
Aunque inicialmente podría atribuirse a algún fenómeno geológico excepcional, se reveló que la explicación reside en una condición psicológica común compartida por la mayoría de los humanos: la pareidolia.
La pareidolia es la tendencia cognitiva a percibir patrones familiares, como caras o figuras reconocibles, en objetos o formaciones que realmente carecen de tales características.
Expertos en psicología señalan que esta capacidad innata de encontrar caras en patrones aleatorios es un mecanismo evolutivo que ha contribuido a la supervivencia humana al permitir una rápida identificación de rostros en entornos diversos.
La imagen del volcán, con su apertura que simula un ojo, se ha convertido en un fascinante ejemplo de cómo nuestra mente interpreta el mundo que nos rodea.
La foto ha generado debates sobre la influencia de la percepción humana en la interpretación de fenómenos naturales y destaca la fascinante intersección entre la geología y la psicología.