El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año, proclamado por la Asamblea General de la ONU en su Resolución A/RES/47/193 de 22 de diciembre de 1993.
Su principal objetivo es generar conciencia acerca de la importancia de cuidar los recursos de agua en el planeta, un elemento vital para la vida de todas las especies de la Tierra.
El Día Mundial del Agua fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992. Ese año se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. De allí surgió la propuesta, siendo 1993 el primer año de celebración.
Posteriormente tuvieron lugar otras menciones como el Año Internacional de Cooperación en la Esfera del Agua 2013 y el Decenio «Agua para el Desarrollo Sostenible» 2018-2028. Todo esto remarca la idea de la ONU de que el agua es fundamental para el desarrollo y la paz mundial.
El agua es un recurso natural compuesto por moléculas de hidrógeno y oxígeno, que es indispensable para la vida. Es un bien considerado como el oro líquido del planeta y que hace posible que todas las especies terrestres continúen creciendo y desarrollándose cada día.
De ahí la importancia de evitar su despilfarro. Es un recurso limitado, en el que hace falta una mayor toma de conciencia para su preservación, porque si algún día llegara a escasear, traería consecuencias irreversibles para la humanidad.
Te puede interesar: Día Mundial del Síndrome de Down
Con la celebración de esta efeméride se pretende dar a conocer la crisis mundial del agua y la problemática que afrontan millones de personas que no tienen acceso al suministro de agua potable, así como las medidas urgentes que se deben tomar al respecto.
En la celebración de esta efeméride anualmente se selecciona un lema o tema central. El Día Mundial del Agua 2024 tiene como tema «Agua para la Paz». Se reflexiona a cerca de la idea de que el agua puede crear paz o desencadenar conflictos. En muchas ocasiones el agua está contaminada, o escasea, o depende de las fronteras entre diferentes países, y todo ello crea tensiones.
Por nuestro bien y el del planeta, los países tienen que cooperar para proteger y conservar el tesoro más preciado de la Tierra: el agua. La gestión y el uso del agua influyen directamente en la salud pública, la alimentación, la energía y la productividad económica. La ONU redunda en la idea de que cuando cooperamos en materia de agua creamos un efecto en cascada positivo.