Carreras

175 aniversario de la Batalla de Las Carreras

En este día, en el año 1849, tuvo lugar una de las batallas más significativas en la historia de la República Dominicana: la Batalla de Las Carreras, la cual ocurrió tras la guerra de Independencia dominicana.

La confrontación se desarrolló en un pequeño valle en la región Sur, cerca del río Ocoa, en las cercanías de Baní, lugar que desde entonces lleva el nombre de Las Carreras.

Pedro Santana planificó la batalla de Las Carreras en su cuartel general en Sabana Buey, con la formación dominicana de cuatro columnas de ataque, tres de ellas comandadas por coroneles seibanos.

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Santana dirigió sus valientes tropas desde un lugar preponderante, y con Francisco del Rosario Sánchez a su diestra, evaluó antes y durante la refriega todas las alternativas de su desarrollo, con la pericia de un consumado estratego.

Bajo el liderazgo del general Faustino Soulouque, las fuerzas haitianas lanzaron su ataque alrededor de las 4:00 de la tarde, empleando fuego de preparación seguido de un intento de avance con tropas de infantería y caballería.

Soulouque creía que un acuerdo con Francia otorgaría a esta última el control de la Bahía de Samaná, ya que esta región era vital para Haití porque tenía la intención de utilizar sus recursos para pagar la deuda contraída con Francia en 1825.

La Batalla fue ardua y agotadora, culminó con un asalto al arma blanca en el que participaron el coronel Francisco Domínguez, el teniente coronel Blas Maldonado, el teniente coronel Marcos Evangelista y el teniente coronel Antonio Sosa.

La derrota sufrida por Soulouque el 21 de abril de 1849 marcó el fracaso de su intento de recuperar el territorio de la República Dominicana.

El presidente haitiano Faustino Soulouque invadió territorio dominicano el 5 de marzo de 1849. Esta célebre hazaña histórica tuvo lugar el 21 de abril de 1849, cinco años después de nuestra Independencia Nacional.

Pedro Santana planificó la Batalla de Las Carreras en su cuartel general en Sabanabuey. La formación dominicana constaba de cuatro columnas de ataque, tres de las cuales estaban comandadas por coroneles seibanos, a quienes Santana sabía que no retrocederían bajo ninguna presión, buscando gloria o muerte. La caballería se reservó para utilizarla en el momento en que fuera necesario.

La batalla fue ardua y agotadora, culminando con un asalto cuerpo a cuerpo en el que participaron el Coronel Francisco Domínguez, el Teniente Coronel Blas Maldonado, el Teniente Coronel Marcos Evangelista y el Teniente Coronel Antonio Sosa. Pedro Santana, verdadero general, dirigió a sus valientes tropas desde una posición preponderante, contando con Francisco del Rosario Sánchez a su diestra. Antes y durante el enfrentamiento, evaluó todas las alternativas de desarrollo con la pericia de un consumado estratega.

El mayor acto de heroísmo registrado en el punto de inflexión de Las Carreras fue protagonizado por un general haitiano, Louis Michel, quien luchó al pie de su cañón hasta caer con el pecho perforado por la reluciente y broncínea lanza de Cleto Villavicencio, soldado del batallón de Higüey. Santana estuvo fuertemente escoltado por la caballería mandada por el valiente coronel Pascual Ferrer.

Durante la última escaramuza, el ejército dominicano tomó por primera vez la iniciativa enviando dos guerrillas desde el campamento a las dos de la tarde, con la misión de explorar el campo y hostigar al enemigo. La primera guerrilla, dirigida por el Comandante Aniceto Martínez, se enfrentó con denuedo en el Campo del Honor. La segunda guerrilla, dirigida por los intrépidos capitanes banilejos Bruno Aquino y Bruno del Rosario, causó cuantiosas bajas a la maltrecha y desmoralizada soldadesca haitiana.

Las cuatro unidades dominicanas se encontraban en la margen oriental del río Ocoa, frente al paso de Las Carreras, formadas en orden de batalla y alertadas por el ataque realizado por las tropas enemigas el día 19 de abril. El Ejército Dominicano estaba compuesto principalmente por tropas de infantería y caballería, careciendo de apoyo de artillería. En contraste, las tropas haitianas, integradas por numerosas unidades de infantería con abundante apoyo artillero, tenían el poderío para apoyar el avance de sus tropas de infantería y caballería que intentaban forzar el paso. A pesar de la evidente superioridad haitiana, se mantuvo un cerrado tiroteo de ambas partes durante una hora, sin que la ofensiva enemiga lograra alcanzar la orilla opuesta. Fue entonces cuando se produjo un contraataque dominicano, consistente en un asalto cuerpo a cuerpo y una carga de la caballería comandada por el Coronel Pascual Ferrer.

El general Santana, viendo en ese movimiento la clave de la victoria, ordenó a su escolta atacar haciéndose cargo personalmente de esta operación. Ante esta sorpresiva respuesta, los haitianos abandonaron el campo en precipitada fuga. Dos regimientos enemigos, el 2do y el 30mo, sufrieron graves pérdidas bajo la acción de las armas dominicanas, dejando sus banderas en el campo y perdiendo dos de las tres piezas de artillería de campaña que poseían, arrebatadas a filo de machetes.

Santana informó que los haitianos perdieron tres generales, uno de división y otro de brigada, según las insignias, además de otro de división que también falleció y cuyo cuerpo se dejó en el campo. También perecieron numerosos oficiales, según indicaban las insignias que la tropa recogió. Frente a tal desastre, las tropas haitianas se retiraron buscando refugio en las alturas de las lomas, ya que la oscuridad de la noche impidió que los dominicanos persiguieran al enemigo en desbandada para explotar el éxito. Ambos ejércitos, en consecuencia y según García, durmieron «uno frente al otro, a corta distancia, vigilándose mutuamente».

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