El Día Mundial del Paludismo, instaurado por los Estados Miembros de la OMS en la Asamblea Mundial de la Salud de 2007, es una buena ocasión para subrayar la necesidad de invertir permanentemente y mantener los compromisos para prevenir y controlar esta enfermedad.
En los últimos años, los avances en la reducción de la malaria se han estancado. La malaria no sólo sigue poniendo en peligro directamente la salud sino que también crea un círculo vicioso de desigualdades. Los más vulnerables son las mujeres embarazadas, los bebés, los niños menores de 5 años, los refugiados, los migrantes y los pueblos indígenas.
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La Región de África soporta la carga más pesada de la enfermedad con más casos mortales a consecuencia de la malaria. Para el año 2025 se establecieron unos hitos básicos y no se van a cumplir.
Una de las razones de esta desigualdad es que estos grupos de personas no acceden a los servicios sanitarios que necesitan, porque hay muchas barreras que lo impiden. Y esto obstaculiza el progreso hacia un mundo libre de malaria.
En el Día Mundial del Paludismo 2024, se pide acelerar la lucha contra la malaria para un mundo más equitativo