Una explotación ganadera de la provincia de Zamora ha vivido un hecho insólito esta semana. Han asistido al nacimiento de un ternero con dos cabezas pegadas, cada una con sus dos ojos, su nariz, su boca y su lengua. Por el momento, ha logrado sobrevivir más de 48 horas pese a esa grave malformación, aunque las perspectivas para su pervivencia no son buenas.
El caso de policefalia se ha producido en una ganadería de vacuno de carne en extensivo de Piñuel, una pedanía de 63 habitantes de la comarca de Sayago, al suroeste de la provincia zamorana.
«En los casi 48 años que llevo de ganadero jamás vi nada así, algún becerro sin culo sí, pero como esto nada», ha añadido este vaquero de 64 años, quien ha comprobado que este alumbramiento se ha convertido en todo un acontecimiento en la zona.
«Vi el ternero ya de pie, que había mamado», pero al rato cayó y ya no se levantó. Aunque intentó acercarse a él, el temperamento de la nodriza hizo que no pudiera ayudarlo y fue la mañana del miércoles cuando, con ayuda de una pala de tractor, logró rescatar al extraño ejemplar.
Desde entonces lo ha alimentado a base de biberones, a veces hasta dos a la vez, uno para cada boca, e inicialmente todo ha ido bien hasta que este jueves por la tarde ha empezado a mostrar signos de debilidad.
«Al principio tragaba, ahora lo que chupa por una boca lo echa por la otra», explica el ganadero, que ve mucho más débil a ese pequeño dios Jano y vaticina que le quedan pocas horas de vida.
El atípico ternero procede de una vaca que es cruce de raza Blonda con Limusina preñada de monta natural de un toro Limusín, detalla Miguel Fuentes, que no tiene esperanzas de que sobreviva más allá de este viernes.
¿Y después qué? Seguramente se la llevará el camión que retira los cadáveres de las explotaciones como hace siempre, aunque el ganadero admite que «lo donaría encantado» para que lo estudiara la ciencia, pero nadie se lo ha propuesto. «Imagino que es un caso digno de estudiar, con esos dos cerebros y cómo se compaginan», apunta.