Nueva York.- Vivir en la ciudad de Nueva York con todo el vértigo que significa no saber si se llega a fin de mes, ha sido una constante por décadas para la clase trabajadora.
También es una tendencia de mucho tiempo, lo difícil de conseguir viviendas asequibles.
Todo es más complicado para los migrantes que tienen sus propios desafíos, pero luego de la pandemia, todas esas dificultades para sobrevivir se han agudizado, expulsando a un ritmo mucho más acelerado, a las familias profesionales jóvenes, con niños pequeños. Y a quienes tienen poco arraigo.
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Más allá de las anécdotas que se pueden recoger en cada esquina de la Gran Manzana, un estudio publicado por el Instituto de Política Fiscal (FPI) de Nueva York, revela que entre 2020 y 2023 la población de todo el Estado cayó en 533,200 personas, lo que significa un 2.7%. Una cifra descrita como las más “pronunciada” en todo el país.
Se concluyó que el 36% de los hogares que abandonan el estado de Nueva York, se mudan en busca de viviendas más asequibles, un porcentaje que duplica las tendencias, antes de la crisis de salud pública, causada por la pandemia.
Es de destacar, que los neoyorquinos hispanos tienen cada vez más probabilidades de irse, con tasas de mudanza de un 38% más altas que las de los neoyorquinos blancos, en los años transcurridos desde la pandemia.