Cada 18 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales a fin de concienciar a la población de la necesidad de cuidar y preservar los bosques.
Un incendio forestal es un fuego no controlado que se produce en el campo o un área silvestre. La diferencia con otros fuegos es su gran tamaño, la velocidad de propagación fuera de su fuente original, su potencial para cambiar de dirección en forma inesperada y su capacidad de saltar obstáculos como rutas y ríos.
Estos incendios presentan un gran riesgo para la vida y la propiedad durante todas las épocas del año, si bien en su mayoría se registran durante los meses más calientes del verano y la primavera, con efectos ecológicos importantes.
De acuerdo con el Informe Global de Riesgos 2023, elaborado por el Foro Económico Mundial y Marsh McLennan, se estima que para 2050 los incendios forestales podrían incrementarse en un 30 %. Recientemente, en Maui (Hawai), al menos 110 personas murieron por la ola de incendios forestales.
Comienzan a propagarse a rápida velocidad por lo que el control humano se vuelve bastante complejo. Sumado a esta dificultad se puede experimentar cambios bruscos y que pueden superar obstáculos como rutas o ríos sin disminuirse.
