RD podría ser hub logístico estratégico para el comercio

RD podría ser hub logístico estratégico para el comercio

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció recientes políticas arancelarias respecto a México y Canadá, y manifestó su interés de recuperar el control del Canal de Panamá, aunque no indica como, ya que el tratado firmado por EEUU en la década de 1970 concluyó con su entrega el 31 de diciembre de 1999, desde entonces dicho canal ha estado bajo el control total de Panamá; sobre esto, no alcanzo a ver mayor provecho para el presidente electo que no sea asegurar el beneficio del comercio y la seguridad nacional de Estados Unidos.

Escuchar estas aseveraciones del recién electo presidente, me lleva a reflexionar sobre la posibilidad de que las autoridades responsables de la política del comercio exterior pudieran tratar de convertir en realidad la tan divulgada idea de instaurar un hub logístico en el país.

Iniciaría promoviendo la confianza de nuevos inversores y socios comerciales para enfrentar desafíos comerciales, nuestro país tiene la singular posibilidad de transformarse en un nodo logístico estratégico para el comercio internacional.

Para eso, es imperativo que nuestras políticas públicas fomenten un ambiente empresarial favorable, tales como incentivos fiscales, simplificación de trámites y apoyo a la formación de asociaciones público-privadas que faciliten el desarrollo de proyectos logísticos. Esta proactividad del Estado enviaría un mensaje claro al mundo de que la República Dominicana está abierta para hacer negocios y dispuesta a aprovechar las oportunidades que surgen en estos tiempos.

Actualmente, contamos con tratados comerciales como el DR-CAFTA que facilitan el acceso a un amplio abanico de mercados y, contamos con una ubicación estratégica en la intersección de importantes rutas marítimas que da cercanía a grandes mercados de América del Norte y América del Sur, ventaja geográfica que no podemos pasar por alto. Es claro que, si se gestiona adecuadamente el acceso a esos nuevos abanicos de mercados podemos captar nichos comerciales que, por las nuevas rigideces de aranceles, habrán de quedar desatendidos por otras naciones.

Capitalizar esta oportunidad no será sencillo, requiere una planificación integral que combine múltiples dimensiones; inversión en infraestructura, políticas públicas favorables, inversión en nuestros puertos, aeropuertos y carreteras para asegurar que el flujo comercial sea ágil y eficiente. Las mejoras en infraestructura no solo atraerán empresas extranjeras sino que también incentivarán al sector privado nacional a innovar y expandirse.

No menos importante debe ser enfocarnos en el desarrollo del talento local. La mano de obra calificada y especializada es fundamental para que nuestra logística pueda competir a nivel internacional. Invertir en educación y formación técnica asegurará que contemos con profesionales capacitados que respondan a las demandas del mercado. Un país que empodera a su gente se sitúa en una posición favorable para atraer inversiones.

Preciso es comprender que, el momento es propicio para que República Dominicana se consolide como un actor relevante en el comercio internacional. La crisis de aranceles de nuestros vecinos del norte no debe ser vista solo como un desafío sino como una oportunidad que, si se aborda con visión y acción, podría traducirse en un aumento significativo de comercio, generación de empleos y un sólido fortalecimiento de nuestra economía.

Es hora de actuar con responsabilidad, compromiso y claridad de propósito para construir un futuro próspero para todos los dominicanos.

La historia nos ha mostrado que las oportunidades no esperan, así que no dejemos pasar esta ocasión dorada. Es el momento de actuar y posicionarnos como un actor decisivo en el comercio internacional del siglo XXI. Es la oportunidad de transformarnos en hub logístico, lo cual favorecería la economía, ya que esto acrecentaría nuestra fuente de ingresos a lo interno de las aduanas, colocándonos en el centro del comercio internacional; pero esto requiere una clara visión de país, y un determinante compromiso político que proporcione una ejecución eficiente, que nos permita aprovechar plenamente las ventajas competitivas que poseemos.

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