Por: Javier Fuentes
A propósito del 8 de marzo en que se conmemora el día internacional de
la mujer me remonto al ministerio de Jesucristo para que notemos la
relevancia histórica de su papel en todos los procesos socioculturales.
Y con ello podemos afirmar que desde los primeros días del ministerio de
Cristo, las mujeres desempeñaron un papel crucial, no solo en el
seguimiento espiritual, sino también en el sostenimiento y apoyo práctico
de la obra que Él realizó.
A pesar de vivir en una sociedad patriarcal que restringía las
oportunidades de las mujeres, Jesús rompió con muchas normas de su
tiempo al integrar a las mujeres como discípulas, colaboradoras y testigos
de su resurrección.
Sin utilizar la hermenéutica ni la exégesis profunda quiero explorar el
papel fundamental de las mujeres en el ministerio de Jesús, basándome
en las Escrituras para resaltar su contribución tanto espiritual como
material.
1)- Mujeres en el ministerio discípulas y colaboradoras
En los Evangelios, encontramos varias mujeres que no solo escucharon
las enseñanzas de Jesús, sino que también se convirtieron en sus
discípulas, colaborando activamente en su misión.
Una de las formas más destacadas de colaboración fue el apoyo material.
María Magdalena; es una de las figuras más prominentes entre las
demás seguidoras de Jesús.
En Lucas 8:2-3 se nos dice: “Y algunas mujeres que habían sido sanadas
de espíritus malignos y de enfermedades, María, que se llamaba
Magdalena, de la cual habían salido siete demonios; y Juana, mujer de
Chuza, intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían
de sus bienes.”
María Magdalena fue sanada por Jesús de demonios, lo que la llevó a
seguirlo fielmente. Ella no solo acompañó a Jesús durante su ministerio,
sino que también lo apoyó financieramente junto con otras mujeres,
mostrando un compromiso profundo con la causa.
Marta y María de Betania
Las hermanas Marta y María, residentes de Betania, también tuvieron un
lugar destacado en el ministerio de Jesús.
En Lucas 10:38-42, leemos cómo recibieron a Jesús en su casa. Mientras
Marta se preocupaba por los quehaceres domésticos, María se sentó a los
pies de Jesús, escuchando sus enseñanzas. Jesús elogió a María por haber
elegido “la buena parte”, lo que subraya la importancia de la dedicación
espiritual.
En Juan 12:1-8, María también se destacó al ungir los pies de Jesús con
un perfume costoso, un acto de profunda devoción.
Las Mujeres en la Crucifixión y Resurrección
Las mujeres estuvieron presentes en los momentos más cruciales de la
vida de Jesús. Mientras los discípulos huyeron, llenos de miedo y terror,
varias mujeres permanecieron cerca de la cruz, mostrando su lealtad
incluso en los momentos más oscuros.
En Mateo 27:55-56 leemos: “Y estaban allí muchas (muchas, nos indica
un número muy importante) mujeres mirando de lejos, las cuales habían
seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole”. Entre ellas estaban María
Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos
de Zebedeo.
Al día siguiente de la crucifixión, las mujeres también fueron las primeras
en visitar la tumba de Jesús para ungir su cuerpo, como se relata en
Marcos 16:1-2: “Pasado el día de reposo, María Magdalena, y María la
madre de Jacobo, y Salomé, trajeron especies aromáticas para venir a
ungirle.”
En Juan 20:11-18, María Magdalena es la primera persona en ver a Jesús
resucitado, y Él le encomienda la misión de anunciar a los discípulos que
Él ha resucitado, convirtiéndola en la “apóstol de los apóstoles.”
Este es un extraordinario privilegio ver a Cristo primero que los demás y
en especial que los hombres -incrédulos- después de la resurrección.
- El Apoyo Financiero de las Mujeres en el Ministerio de Jesús
Además de su apoyo espiritual y emocional, las mujeres jugaron un papel
clave en el sostenimiento material del ministerio de Jesús.
En Lucas 8:3, menciona a varias mujeres que, con sus bienes, ayudaban
a Jesús y sus discípulos: “Y Juana, mujer de Chuza, intendente de
Herodes, y Susana, y otras muchas (otra vez nos topamos con “muchas”
el adjetivo cuantitativo) que le servían de sus bienes.” Juana, esposa de
Chuza, un alto funcionario de Herodes Antipas, es una de las mujeres que
contribuyó económicamente al ministerio de Jesús, lo que resalta el
compromiso de las mujeres de alto rango social, de alcurnia, de la alta
nobleza, con la causa de Jesús.
María Magdalena, Susana, y otras mujeres anónimas también
proporcionaban apoyo económico, lo que permitía que Jesús y sus
discípulos se dedicaran plenamente a la predicación sin preocuparse por
las necesidades materiales.
Esta colaboración no solo fue práctica, sino también un acto de
generosidad y devoción, mostrando que las mujeres desempeñaban un rol
esencial en la expansión del evangelio siendo estos hechos un elemento
esencial en la rebeldía al modelo socio-religioso y la fe.
- Mujeres en la Iglesia Primitiva: Un Legado Continuo
El ministerio de Jesús no solo abrió espacios para las mujeres durante su
vida, sino que también dejó un legado que continuó en la iglesia
primitiva.
En Romanos 16:1-2, el apóstol Pablo recomienda a Febe, una diaconisa
de la iglesia en Cencreas, como un ejemplo de fe y servicio: “Os
recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencreas.”
De manera similar, Priscila, junto a su esposo Aquila, es mencionada en
Hechos 18:26 como la mujer que enseñó a Apolos, un predicador
elocuente, en la fe cristiana.
Conclusión
El ministerio de Jesús fue un testimonio de inclusión y de desafío a las
normas sociales de su tiempo.
Las mujeres que lo rodeaban no solo fueron seguidoras devotas, sino
también colaboradoras activas en la misión de llevar el mensaje del
evangelio cómo un acto revolucionario. A través de su fe, su apoyo
material y su presencia en los momentos clave del ministerio de Cristo,
las mujeres demostraron ser una parte integral de la obra divina y con
ello daban gritos de protesta social y religiosa.
Jesús no solo les dio voz a las mujeres, sino que las posicionó como
testigos privilegiados de su resurrección, el acto culminante de su misión
redentora y del acontecimiento histórico más importante de cualquier
época religiosa.
Este ministerio femenino, al mismo tiempo que quebró barreras
culturales, sigue siendo una inspiración para el papel vital de las mujeres
en la iglesia y la sociedad contemporánea.
La iglesia que Cristo fundamentó con sus palabras y hechos, siempre
resaltó la necesidad del ministerio femenino.
Lo demás es imposición de hombres.