No es ningún secreto que enviar fotos por WhatsApp perjudica la calidad de las imágenes que compartimos a través de la app. Esto es así porque WhatsApp comprime los archivos para enviarlos de una forma más eficiente sin consumir demasiados datos, pero hay una forma de enviar las imágenes en su calidad original, sin compresión y sin afectar su calidad: enviarlas como archivos.
Sin embargo, enviar la foto que has tomado en el jardín de tu casa o cuando te encuentras de paseo en una ciudad nueva, tiene un riesgo importante: estás compartiendo mucha más información de la que crees.
Si utilizas el método tradicional de WhatsApp para enviar imágenes, es decir, seleccionando la opción “enviar imagen o vídeo” para enviar la foto (y, si quieres, seleccionando la calidad “HD” al enviarla), ésta es procesada por la aplicación y llega comprimida, incluso aunque la envíes en “alta definición”. En cambio, si envías la foto como documento, la imagen llega en calidad original, pero va acompañada de los metadatos de la foto.
Toda foto que capturamos con nuestro móvil o con cualquiera cámara almacena etiquetas EXIF, las cuales incluyen información como: el móvil (o cámara) que has usado, qué objetivo has usado y con cuál configuración, la fecha en la que fue creada la imagen y, por último, las coordenadas del mapa relacionadas a la foto.
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Esto significa que el móvil utiliza su sistema de GPS para adjuntar unas coordenadas a la foto que has tomado, y cuando envías esa foto como archivo, esta información también es compartida.
Al recibir una foto como documento, solo hace falta abrir la foto desde el ordenador o directamente en el móvil usando una app como Google Files para ver los datos adjuntos, incluyendo las coordenadas. Y esas coordenadas se pueden usar incluso en Google Maps para ver la ubicación (después de transformar el formato de las coordenadas usando cualquier herramienta web para este fin).
